Comentario
El monte Fuji, de 3.776 metros de altura, es la montaña más alta del Japón, situada en la isla de Honshu, cerca de Yokohama. Su forma se acerca al tipo ideal de montaña volcánica, con su forma de cono invertido. A partir de los 3.300 metros de altitud comienza la región de las nieves perpetuas, lo que no impide que cada año más de cien mil personas suban a su cumbre para disfrutar de las impresionantes vistas. Pero además esta montaña de origen volcánico -la última erupción fue en 1707- es un lugar de especial significación religiosa, existiendo en su cumbre un santuario en el que se venera a diversas divinidades sintoistas.
El monte Fuji, así como el Ontake -3.063 metros de altura, situado al noreste de Nagoya- es considerado el lugar en el que residen los dioses. Desde tiempo inmemorial ha sido tenido por un elemento mágico, debido a su forma peculiar, de indudable belleza, a su altura y las nieves que coronan su cumbre. La representación mitológica representa siempre al Fuji acompañado de la diosa Sengen-Sama.
Debido a esta especial significación, el Fuji ha sido siempre objeto de atención artística. Las mejores representaciones corresponden a Katsushita Hokusai (1760-1849), uno de los mejores paisajistas del Japón, quien captó con sus pinceles la grandiosidad y majestuosidad de la montaña mágica, su espiritualidad y su simbolismo. Hokusai utilizó esta imagen para ilustrar más de quinientos libros, mientras que su cima fue representada en cada una de las cuatro estaciones.